This review may contain spoilers
Durians, frutos del dolor y la desesperación.
Esta es una película dolorosa y cruda, con un final amargo. Al ser una película dirigida por Boss Kuno, siendo espectadora de otras de sus obras, sabía que la cinematografía de esta película iba a ser impresionante. Visualmente, es bellísima en todos los aspectos. Los personajes son complejos, aferrándose completamente a aquello que necesitan, sufriendo a la vez por lo complicado que es el camino para lograrlo.
Tanto Thongkam como Mo se enfrentan ante un conflicto que los lleva a jugar un "tira y afloja". Inicialmente, es muy fácil sentir empatía por Thongkam que, no solo ha perdido a su gran amor y compañero, sino también la granja de durians por la cual han trabajado durante mucho tiempo con esfuerzo y sacrificio debido a las leyes de Tailandia. A medida que vamos conociendo un poco a Mo, nos damos cuenta que su vida también ha sido dura y la única forma de salir de el destino que le tocó vivir es esa granja. Jeff y Engfa hicieron un trabajo impresionante dándoles vida a estos personajes, he logrado sentir tantas cosas por cada uno de ellos que no pude evitar llorar más de una vez durante el largometraje.
El final es fuerte, véanlo con discreción. Te deja un nudo en la garganta y te lleva a pensar que ambos personajes volvieron al punto de partida. Tanta lucha para al final perderlo todo. Thongkam otra vez había perdido a su amado quien estaba dispuesto a llevar una vida feliz con él, y Mo nuevamente no tenía nada más a lo que aferrarse en su vida.
Una película maravillosa, la banda sonora es increíble. Deja en evidencia una gran problemática que las parejas queer experimentan en diferentes partes del mundo. A la vez, los paisajes y la paleta de colores, junto a la demostración de aspectos de la cultura Tailandesa deja un sabor dulce. El sabor de "The Paradise of Thorns" es como un durian, su sabor puede variar de dulce a ligeramente amargo.
Tanto Thongkam como Mo se enfrentan ante un conflicto que los lleva a jugar un "tira y afloja". Inicialmente, es muy fácil sentir empatía por Thongkam que, no solo ha perdido a su gran amor y compañero, sino también la granja de durians por la cual han trabajado durante mucho tiempo con esfuerzo y sacrificio debido a las leyes de Tailandia. A medida que vamos conociendo un poco a Mo, nos damos cuenta que su vida también ha sido dura y la única forma de salir de el destino que le tocó vivir es esa granja. Jeff y Engfa hicieron un trabajo impresionante dándoles vida a estos personajes, he logrado sentir tantas cosas por cada uno de ellos que no pude evitar llorar más de una vez durante el largometraje.
El final es fuerte, véanlo con discreción. Te deja un nudo en la garganta y te lleva a pensar que ambos personajes volvieron al punto de partida. Tanta lucha para al final perderlo todo. Thongkam otra vez había perdido a su amado quien estaba dispuesto a llevar una vida feliz con él, y Mo nuevamente no tenía nada más a lo que aferrarse en su vida.
Una película maravillosa, la banda sonora es increíble. Deja en evidencia una gran problemática que las parejas queer experimentan en diferentes partes del mundo. A la vez, los paisajes y la paleta de colores, junto a la demostración de aspectos de la cultura Tailandesa deja un sabor dulce. El sabor de "The Paradise of Thorns" es como un durian, su sabor puede variar de dulce a ligeramente amargo.
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