Blank: The Series – Adictiva, intensa... y un poquito incómoda
Blank es esa serie que te atrapa sin piedad. La empiezas, y de repente ya vas por el episodio 8 a las 3 a. m. con los ojos como platos y el corazón confundido. Es buena, MUY buena, y Faye se luce con una interpretación que te deja sin aliento. Pero también… hay cosas que no te dejan del todo tranquila.
Empezando por el elefante en la habitación: el gap de 16 años entre las protagonistas. Sí, sabemos que Anueng tiene 20 años legalmente hablando, pero entre su apariencia tan juvenil y su actitud infantilizada, por momentos se siente más como si estuvieras viendo una relación entre tía y sobrina, o madre e hija, o… algo que no sabes bien cómo procesar. Yoko lo hace muy bien, pero esa "inocencia" constante genera una incomodidad difícil de ignorar.
Y mientras estás intentando resolver ese dilema moral interno, te lanzan la montaña rusa emocional con Nueng, esa relación en limbo que no sabes si va o viene, si hay cariño materno, romanticismo o terapia pendiente.
Aun así, la serie es adictiva. Está bien hecha, tiene momentos brillantes y te mantiene pegada a la pantalla como si estuvieras viendo algo prohibido. Probablemente porque… bueno, por momentos se siente así.
Conclusión: Blank es arte, conflicto y drama intenso. No es para ver en piloto automático. Vas a amar, dudar, analizar y posiblemente googlear las edades del elenco para calmarte un poco. Pero sin duda, no la vas a olvidar fácilmente.
Empezando por el elefante en la habitación: el gap de 16 años entre las protagonistas. Sí, sabemos que Anueng tiene 20 años legalmente hablando, pero entre su apariencia tan juvenil y su actitud infantilizada, por momentos se siente más como si estuvieras viendo una relación entre tía y sobrina, o madre e hija, o… algo que no sabes bien cómo procesar. Yoko lo hace muy bien, pero esa "inocencia" constante genera una incomodidad difícil de ignorar.
Y mientras estás intentando resolver ese dilema moral interno, te lanzan la montaña rusa emocional con Nueng, esa relación en limbo que no sabes si va o viene, si hay cariño materno, romanticismo o terapia pendiente.
Aun así, la serie es adictiva. Está bien hecha, tiene momentos brillantes y te mantiene pegada a la pantalla como si estuvieras viendo algo prohibido. Probablemente porque… bueno, por momentos se siente así.
Conclusión: Blank es arte, conflicto y drama intenso. No es para ver en piloto automático. Vas a amar, dudar, analizar y posiblemente googlear las edades del elenco para calmarte un poco. Pero sin duda, no la vas a olvidar fácilmente.
Was this review helpful to you?


